sábado, 1 de febrero de 2014

Declaración de intenciones

Nota: 
Esto no es un poema, es más bien un problema.
Es una carta de auto-ayuda. 
Una señal de SOS. 
Una previsión de derrumbamiento. 
Una jaula en la que fuerzo la cerradura. 

Esto no es una historia. 
Cualquier parecido con la realidad, no es más que la jodida realidad. 

Si lees éste cuchillo que voy afilando, pido que actués como psicoanalista de emociones.

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Yo la quiero. 
Podría acabar así. 

Yo la quiero agarrada a mi mano como un cigarro entre los dedos. La quiero tabaco de liar para tener que lamerla cuando necesite otra calada. 

La quiero y sólo conozco su nombre, el tono pálido de su piel, la cantidad de lunas de agosto que caben en sus ojos, la tonalidad de su voz en clave de Sol. He memorizado su sonrisa, por si el frío de este invierno no se calma quemando más sueños. 

La quiero pero ella no es ella.

Yo la quiero, quiero sus abrazos y no más roces de piel separada 
por materiales sintéticos para no temblar. 

Yo la quiero, la quiero desconocida, encima o debajo de mis castillos de barro. Deshaciéndose entre mis sábanas las interminables noches que la he tenido cuando dormía. 

Yo la quiero, pero ella no es ella y romper ventanas dista de demoler hogares. 

Yo la quiero sin manual de instrucciones, quiero experimentarla, aprender a usarla apretando cada unos de sus botones. La quiero en formato digital o analógico, en blanco y negro o en alta definición, pero yo, la quiero.

Yo la quiero conocer en pedazos o erosionada. LLena de energía o agotada. 

La quiero porque es Ella la que me hace escribir, 
y eso,
espero que lo entendáis. 

"Hola M". 
 

 

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